Escolarización: Los Somascos y la Carrera Militar
El Colegio de San Giorgio fue fundado en 1649, abolido en 1810 por decreto imperial, pero devuelto a los Somascos en 1822. Era reconocido por la disciplina impuesta por el Reglamento desde la perspectiva del gobierno de Vittorio Emanuele I bajo la lógica de la enseñanza castrense que se vivía en ese colegio: silencio obligado, racionalización de las actividades según un horario preestablecido, y un orden jerárquico de acatamiento inmediato. Dado que el currículum prescripto por los Padres en el Reglamento tenía como expectativas finales la gloria de Dios, el bien de la sociedad y la Nación, y la exaltación de los valores de una familia honesta (características de la escolarización de comienzos del siglo XIX), la enseñanza obligatoria estaba relacionada con la vida sacramental, la vida de oración diaria, el discernimiento espiritual y la vivencia de espacios de reflexión y de confesión mensual.
Francesco ingresa en 1836 y estudia cuatro años, convirtiéndose en el primero de la clase con notas sobresalientes. En su programa de educación se registra que Francesco aprendió italiano, latín, francés, alemán, inglés, aritmética racional y mercantil, física, trigonometría, cálculo diferencial e integral, geometría descriptiva, mecánica racional, geodesia, topografía, música, diseño, danza y esgrima, retórica, gramática y humanidades. Según las palabras del rector Vincenzo Costa, los superiores del colegio ven con displacer el egreso de Francesco, ya que siempre se mostró solícito para las actividades religiosas y para la dedicación al estudio.
Cuando transcurría su escolaridad, intenta mantener el clima familiar y de cercanía que tuvo con sus hermanos, tal cual como puede colegirse de la siguiente carta a Alessandro:
En esta época, a los 15 años, comienza un período de reflexión sobre cuál sería la vocación a seguir: o continuar una tradición en las armas o hacerse sacerdote, ya que “las armas lo atraían porque la sangre de los antepasados corría por sus venas [y] la vida del sacerdocio parecía lo que mejor respondía a las inclinaciones de su alma (…)”. Su tía, la señora Dell’Ogli (o Dellogli), en ausencia de su madre, lo orienta hacia la carrera militar, ya que por un lado, varios de sus hermanos se habían consagrado a la vida religiosa, y por otro, en cualquier momento podría dimitir.
Decidido, entra a la Real Academia Militar de Turín el 15 de octubre de 1840. En esta institución se dedica con empeño a las matemáticas, a la física y la estática, como así de la hidráulica y la astronomía. Profundiza los idiomas de inglés, alemán y francés, y las clases de música, aprendiendo violín y piano. Estudia el uso de las armas y de las acciones tendientes a formar una conciencia noble en una Corte. Al entrar al sexto año del curso es considerado subteniente de infantería, con la responsabilidad, antigüedad y los haberes que percibe en función de esa posición, gracias a un decreto del rey Carlo Alberto del año anterior.
Mientras sus estudios se profundizaban, escribe a su hermana Maria Luigia:
(…) no puedo expresarte cuánto me han penetrados en la intimidad de mi corazón tus detalles. Tu situación es verdaderamente dolorosa: la única consolación está en el afecto de tu tierno y buen Radicati. Todavía tengo buenos motivos para creer que el ambiente de Vercelli, un poco de conocimiento, entre las otras aquella de Monseñor d’Agennes, la música, etc., te transcurrirán horas agradables. (…) De hecho, pienso, como tú dices, que mis cartas tengan un pequeño lugar en tu consolación. Pero esto es poco; una madre a la vista de sus hijos recibe nuevas fuerzas, se reconforta; su instrucción y su educación es ella una grande y saludable ocupación. Sé, mi hermana queridísima, darte consejos es como llevar agua al mar, pero ¿qué importa? Recibe como una salida de un corazón que te quiere bien. La mujer sabia no debe buscar nada más cuando tiene a Dios, un esposo y sus hijos.
Las fuerzas de la Providencia te ha separado de tus hermanas, de tus hermanos, de tus cercanos para que tú puedas libremente dedicarte a la educación de tus hijos, y servir a Dios con todas tus fuerzas.
El 19 de agosto de 1846, alcanza el grado de lugarteniente en el Cuerpo Real del Estado Mayor y es enviado al Cuerpo Mayor del Estado de Turín.
Aunque gran parte de su familia tenía una trayectoria militar, sus inclinaciones comienzan a avizorarse por otros rumbos:
A los 23 años debe ir a la guerra contra el Imperio Austrohúngaro por la liberación de Lombardia y de Venecia, y experimenta por primera vez el horror de lo que significa la batalla cuerpo a cuerpo y la cercanía de la muerte entre sus compañeros de armas. El rey Carlo Alberto logra las primeras victorias con el ejército de Piamonte con veinticinco mil soldados, pero pierden en Peschiera, y deben replegarse en Milán. Despés de esta derrota, mientras Francia e Inglaterra buscaban la pacificación entre Piamonte y Austria por medio de una conferencia en Bruselas, se renueva la guerra. Nuevamente el rey gana la batalla el 20 de marzo de 1849, pero debe retroceder hasta Novara, ya que Austria, con un ejército mejor preparado los derrota.
Francesco va a la guerra, tiene nostalgia de su familia y de los estudios. Busca la manera de conseguir víveres y textos para soportar la situación y acompañar a los caídos en combate. Formado en la espiritualidad cristiana, Francesco se preocupaba ya hacía unos años por la vida de los soldados, pero también en su muerte, avizorando la necesidad de orar por los muertos en batalla sin preparación de los sacramentos.
De esta vivencia de la guerra, del sufrimiento humano, de la pérdida de tantas vidas, y de la búsqueda para encontrar a Dios en esos lugares, escribe Manuele del soldato cristiano, y también compone música romántica para alivio de sus compañeros. De hecho, sobre el abandono moral de los soldados en la guerra, le escribe al cuñado el Conde Costantino Radicati:
Asimismo, se le encargó en varias oportunidades que realice una topografía del Quadrilatero, que publicó como Gran Carta del Mincio, por la necesidad que se tenía para el conocimiento del terreno desde una perspectiva geodésica.
Al año siguiente, Francesco participa como capitán del Estado Mayor en el segundo conflicto contra Austria porque el rey Carlo Alberto rompe la tregua preestablecida, obteniendo la mención de honor por haber luchado en Mortara y Novara el 21 y 23 de marzo. En ese mismo año, ya conocido en los tiempos de la Academia por el nuevo rey Vittorio Emanuele, por la importancia de la Gran Carta, y por su integridad moral, será elegido como preceptor de matemática de los príncipes reales Humberto y Amadeo. Para alcanzar tal propósito a conciencia y con responsabilidad, Francesco se perfeccionará en matemáticas en Francia, previa aceptación del rey para distenderse de sus actividades militares obligatorias.
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© 2021 Francesco Faà di Bruno