El 31 de enero de 1888 muere su amigo y confidente Don Bosco, y el 8 de marzo su confesor, el padre Felice Carpignano. Bajo una profunda amargura, Francesco siente que pronto será su momento. En ese período comenzó a sentir un fuerte dolor en la pierna que le ocasionaba complicaciones para caminar. Fue cuidado por las hermanas venidas de Benevello, y lo vieron curvarse cuando descendió de la carroza y se apoyó sobre el bastón. El 17 de marzo se enferma de una grave infección intestinal, el 24 recibe los sacramentos (aunque Francesco había afirmado que se confesó tres días antes) y a las hermanas. Al día siguiente recibe el Viático, y fallece dos días antes de cumplir 63 años, el 27 de marzo (martes de la Semana Santa). Las exequias fueron celebradas por el padre Berteu que luego sería su sucesor en la congregación y en el instituto educativo, prestando también la tumba familiar, ya que Francesco había quedado absolutamente pobre.
Como en otros tiempos tiene varias conferencias hacia las Hermanas, y en la última las entretiene sobre la obediencia religiosa. Aquel día sus palabras eran casi encendidas, para que con mayor felicidad entraran en su corazón. Él, que tantas dificultades tenía para hablar italiano en sus discursos en público por la forma habitual de hablar francés, encontraba en aquella prédica expresiones vivas, coloreadas, que hicieron preciso su pensamiento (…)
“Tengo voluntad de hacer ahora tantas cosas, y siento desfallecer mis fuerzas. Ya he terminado, y es tiempo que me vaya a recoger cuanto he sembrado por ahí. Sean buenas, obedientes y observantes de vuestros deberes, y yo desde el Paraíso veré ese pequeño punto que se llama Benevello y las cinco Hermanas intentando a hacer el bien a las pequeñas hospitalizadas”.
Su conferencia, intercalda cada tanto de las cuestiones y de otros pensamientos similares, dejó en las Hermanas una profunda impresión.
(…) [a] las pocas niñas que se encontraban (…) [les] habló con palabras paternas para que tengan ánimo (…): las exhortó a rezar, a trabajar, a hacerse buenas y virtuosas; y, al final, a todas les dio un pequeño regalo como recuerdo, diciendo: “Oren por mí cuando no esté más”. Volviéndose a una de las niñas en particular le dijo: “Tu serás la que rece en mi tumba”.
Su cuerpo completamente conservado fue trasladado el 20 de abril de 1925 a la Iglesia de Nuestra Señora del Sufragio. En 1928 comenzó el proceso diocesano para su canonización. La cronología de las fases del proceso fueron los siguientes:
1. Pedido de los Superiores del Conservatorio al Arzobispo de Turín para obtener la autorización para iniciar el proceso informativo diocesano sobre la fama de santidad, virtú y milagros del Siervo de Dios (agosto de 1928)
2. Publicación de los Artículos para la prueba testimonial… presentados por Mons. Biasiotti Postulatore, s/l y s/d, pero exp. “Romae 23 Septiembre, 1928”. Son 201 artículos
3. Composición del Tribunal para el desarrollo del proceso y la audición de los testigos: Mons. Condio se encarga del oficio de Promotor de la Fe (octubre de 1928)
4. Preparación de los “Interrogatoria” de parte del Promotor de la Fe (noviembre de 1928)
5. Inicio de las sesiones para el examen de los testigos. Las sesiones son 310. Se recogen los escritos de Faà di Bruno y se los entrega a la Congregación de los Ritos (diciembre, 1928- diciembre, 1931)
6. Conclusiones del proceso informativo diocesano y remisión de una copia de las actas relativas (5 volúmenes) a la Congregación de los Ritos (22 de junio de 1932)
7. Proceso del “no culto” (1933)
8. Aprobación de los “escritos”: emisión del decreto “Procedi posse ad ulteriora” (16 de junio de 1935)
9. Informatio super dubio an signanda sit Commissio introductionis causae…, s/d y s/d, pero (7 de mayo de 1937)
10. “Cartas postulatorie” (1938)
11. Proceso sobre dilación del inicio de la Causa (1943)
12. Publicación del Summarium additionale – Documenta, Turín 1953
13. Publicación de los artículos para la prueba testimonial, propuestos por el Postulador de la causa para el proceso apostólico…, Romae, Typis Poliglottis Vaticanis, 1956
14. “Cartas Remissorie” para el inicio del proceso apostólico (26 de marzo de 1957).
El 14 de junio de 1971, el papa Paulo VI reconoce sus virtudes y lo proclama venerable, y el 25 de septiembre de 1988, cien años después de su muerte Juan Pablo II lo beatifica.
La hermana Domenica Carollo da testimonio del momento que se celebraba en la Plaza de San Pedro la beatificación de Francesco:
¡25 de septiembre 1988! La Plaza San Pedro de Roma está llena de una multitud animada y completa, mientras el sol brilla radiante en el cielo. Se respira el aire de una espera ansiosa. De hecho, no es una celebración ordinaria en la cual los fieles se preparan para participar, sino la solemne “capella Papale”, presidida por el Santo Padre Juan Pablo II para la beatificación de los siervos de Dios: Miguel Augustin Pro S. d. mártir; Giuseppe Bendetto Dusmet O.S.B., obispo; Francesco Faà di Bruno, presbítero; Junìpero Miguel José Serra Ferrer O.F.M., Frédéric Janssoone Bollengier O.F.M.; Josefa Naval Girbés. El sector izquierdo desde el punto de vista de la Basílica, está ocupado por un grupo de Hermanas y de peregrinos que saludan festivos agitando pañuelos blancos-azules. Llegan del Piamonte, de Lombardia, del Veneto, de la Liguria, de la Toscaza, de la misma Roma, de la Argentina y de Colombia: son todos amigos de Faà di Bruno y de sus hijas, las Hermanas Mínimas de Nuestra Señora del Sufragio, se alegran por la beatificación de su Padre Fundador.
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